Durante mucho tiempo, el comer carne de cerdo era símbolo de nobleza, de poder, de señorío… El cerdo ha estado con el hombre desde el principio de su era y ha satisfecho muchas de sus necesidades, convirtiéndose en un alimento esencial en cualquier despensa.
La península Ibérica, mucho antes del tiempo de los romanos, ya contaba con un gran prestigio como productora de cerdos, de perniles o jamones.
Para muchos pueblos, el jamón, al igual que el vino y el aceite llegó a ser un producto de trueque con el que comerciar.
Podemos decir que la historia del cerdo y del jamón se remonta a la época de los celtas; dónde el cerdo llegó a ser un animal fundamental en sus vidas; hacían de él un objeto de culto y sustento básico en su alimentación.